sábado, 20 de agosto de 2016

Oí hablar de un jardín.

Yo oí hablar de un jardín. No está lejos, sino entre la gente, como en un velo invisible sobre la Tierra. Allí los pájaros cantan y los árboles jamás perecen, y sus hojas nunca caen. Hay fuentes de agua pura y cristalina, cuyo color se confunde con el celeste diáfano que ves en el cielo.
Almas libres, choferes espaciales, niños condenados; todos finalmente perdonados. Las horas y los días se confunden en lo que el vino entibia y mi anillo da vueltas dando giros en el tiempo; quizá cien, no, doscientos años.
Las golondrinas se posan en las altas ramas, observándolo todo. Un ruido de magia, una alarma entre los ángeles, y todo se habrá desvanecido. Allí algún día estaremos todos, viviendo por el resto de la eternidad.
Bienvenidos al Jardín de los Presentes.

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