domingo, 1 de octubre de 2017

De las villas, la miseria

En mi anterior apología a la libertad de prensa, escrita en memoria de Rodolfo Walsh, hacía enfoque en lo que es morir por los ideales de uno. En aquel caso, Walsh dio la vida por la verdad, y el protagonista de la nota que desarrollaré ahora, la dio por los pobres.

Se trata de Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, conocido por el pueblo como el padre Mugica.


Mugica nació el 7 de octubre de 1930. Cursó estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, del que egresó en 1948. Luego tuvo un paso fugaz por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, y a los veintiún años dejó sus estudios universitarios para ingresar al Seminario Metropolitano de Buenos Aires.

Un hecho anecdótico sobre su vida, es que su padre era político conservador, y su madre, muy católica. Según una de sus hermanas, en el documental sobre su vida realizado por la Universidad de Lomas de Zamora, su madre siempre quiso tener un hijo sacerdote. Sin embargo, Mugica no siguió el camino elegido por decisión de su madre, al contrario, tanto ella como su padre siempre lo alentaron a seguir sus demás pasiones, como eran el fútbol y el cine (Carlos era un gran cinéfilo).

Igualmente, el joven Mugica anunció a sus padres, un día, que quería ser cura. A principio tomado como broma, después con desconcierto. Pero el llamado de Carlos era seguir a Dios.

Después de ser ordenado sacerdote, en 1954 comenzó a trabajar con fervor en la asistencia de familias empobrecidas, y se acercó cada vez más al movimiento político denominado peronismo y a algunas ideas del Che Guevara, Camilo Torres y Hélder Camara, a quienes luego llamaría "profetas de nuestro tiempo".

Integró el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, corriente fundada dentro de la Iglesia Católica Argentina, identificada con el peronismo revolucionario. A pesar de ello, Mugica se mantuvo crítico a Montoneros, diciendo una vez "Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados":

Debido a su opción por los pobres, recibió varias amenazas de muerte. El 11 de mayo de 1974, luego de celebrar una misa, fue asesinado a balazos por la Triple A.

Mi opinión, en lo personal, sobre este hombre es que su carácter y su fe fueron lo que lo mantuvieron siempre firme y decidido a luchar. La religión cristiana siempre se ha caracterizado por ser el lavado de manos de gente rica y de derecha, que no se preocupa por los pobres y en cambio decide rezar e ir a misa para "ser libre de pecado" y luego jactarse de ello.

Sin embargo, luego de conocer la historia del padre Mugica, he comprendido de que el cristianismo en realidad ha sido malinterpretado, y que su verdadera razón de ser está en los pobres, en la justicia social, y sobre todo, en ayudar al otro.

Siempre pensé que si Jesús de verdad hubiera existido, debía de ser de izquierda. Porque dar la vida por el otro incluye también tener una ideología pensando en el otro, y no en el bolsillo de uno mismo, siendo egoísta y soberbio. La humildad, ante todo, es la respuesta.

Quisiera cerrar esta nota con la frase que le da título:


y sobre todo:



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